Rafael Nadal y Roger Federer volverán a verse las caras mañana en una final. No lo hacen desde que el suizo superó al español en la Copa Master de Londres, el pasado año, pero en Roland Garros están acostumbrados a verse. Para Rafa será su sexta final, habiendo ganado las cinco anteriores; para Roger la quinta, con sólo una victoria. Y para ambos la cuarta entre sí. En todas las que se cruzaron ganó Rafa.
Nadal cumplía ayer 25 años y tuvo un doble regalo. Primero el que él mismo se hizo al superar al británico Andy Murray por 6-4, 7-5 y 6-4 en tres horas y 17 minutos. Luego, el que el hizo Federer al dejar a Djokovic en la cuneta. Y es que si Rafa gana mañana al suizo no sólo igualará el récord del sueco Bjorn Borg de seis títulos en la arena parisina, sino que cerrará la campaña de tierra batida como número uno del mundo. En la hierba (el balear ganó el pasado año en Wimbledon) será otra historia.
Pero la actual es la que escribieron ayer Nadal y Federer. La del español fue la ya conocida de su juego rocoso, de su entrega constante. Rompió en seis ocasiones el servicio del escocés y fue capaz de salvar nada menos que 15 bolas de break para ceder únicamente en tres ocasiones su servicio ante la desesperación de Murray.
«Es muy bueno. Yo he mejorado mucho en arcilla, pero Rafa es muy, muy bueno», decía tras el partido Murray. «Estoy feliz, todas las dudas anteriores están olvidadas», señalaba por su parte Rafa.
Y después llegó el regalo de Federer. A Nadal por quitarle de la chepa a Djokovic, y a todo el público por el maravilloso partido que ofrecieron él y el serbio.
Federer ganó 7-6 (7-5), 6-3, 3-6 y 7-6 (7-5) en más de tres horas y media. El suizo había superado a Djokovic en las semifinales de la Copa Master y «Nole» no había vuelto a perder un partido desde entonces. Llevaba seis meses invicto, con 43 victorias consecutiva (41 esta temporada). Parecía invencible. Pero Federer golpeó espectacularmente y, sobre todo, corrió como nunca. Y en los desempates del primer y del cuarto set, éste ya jugado bajo las tinieblas, impuso esa frialdad, ese saber estar sólo al alcance del mejor de la historia.
Pero esa también es otra historia. Ahora toca la final. Nadal-Federer, cuarta cita en París. Casi nada
RECOMENDABLE EL PARTIDO, ES EL DOMINGO =)
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